
El pasado 29 de septiembre tuve la oportunidad de tomar el pulso al estado del marketing asegurador, gracias a INESE, que me ofreció moderar una mesa redonda en la que tomaron parte siete compañías de primera fila en el mercado. Podras leer un completo artículo en la revista Actualidad Aseguradora el 19 de octubre.
Dos mujeres y cinco hombres, responsables del marketing de sus compañías, debatieron sobre seis cuestiones relativas a la estrategia de marketing que el seguro está poniendo en práctica en plena crisis. La oportunidad era única, no es fácil tener en la misma mesa reunidas a siete personas que toman decisiones sobre lo que sus marcas van a poner en práctica en un momento económico no conocido hasta el momento, en un sector anti-cíclico como es el asegurador, y con un panorama de medios de comunicación y relaciones con el cliente que, más que evolucionar, está absolutamente revolucionado respecto de lo conocido hasta ahora.
Con este panorama puedes imaginar que las conclusiones fueron interesante y las postearé en breve, de momento dejo una conclusión personal aquí, me ratifico plenamente en lo que escribí hace poco en este mismo foro: El Marketing asegurador necesita cambiar.
Ha mejorado de manera sustancial, pero sigue temiendo al cliente, ahora es un miedo con expectativas de cambio, antes era otro tipo de miedo, pero aun así debe cambiar a la misma velocidad que están cambiando las posibilidades de adaptarse al cliente, de comunicar con todas las letras. Lanzar mensajes está bien, sobre todo si es el mensaje que pide el mercado, cosa que todavía no tengo claro que esté ocurriendo, sin embargo la comunicación es bidireccional, sin esa característica no hay tal.
En ese planteamiento unidireccional el conocimiento de los clientes es bajo, y el tiempo y los riesgos que se asumen para adaptarse a lo que esperan es muy alto, conclusión mucho esfuerzo, mucho coste y una imagen débil .