Desde siempre se ha hablado de la buena reputación de las personas, algo que te enseñaban desde pequeño, que generaba recomendaciones para proyectos, empleos, etc.. Era envidiable gozar de buena reputación, era la base de una persona de éxito.
Si extrapolamos el concepto y trascendemos del siglo pasado al presente nos encontramos con un concepto similar: la marca personal. La marca personal, personal brand, nos permite contar con un marchamo que nos distingue de profesionales similares, permitiendo que nuestro entorno valore aquello en que somos realmente buenos, es decir, nuestras fortalezas.
Pero adicionalmente al hecho de dar a conocer nuestras fortalezas, nos permite orientar nuestra red de contactos, o como se ha dado en llamar ahora hacer networking (business network), cuanto mayor y mejor cualificada sea esa red, mejores posibilidades de desarrollo profesional tendremos y mas oportunidades de éxito personal y/o empresarial.
Durante muchos años he tenido responsabilidades comerciales y estos conceptos no son nuevos para mi, solo las nuevas tecnologías y la web 2.0 hacen que sean aparentemente diferentes, diferentes por el medio o soporte que utilizamos para ello, pero en definitiva se trata de potenciar nuestra imagen personal, dotada de contenido y evitando la cancamusa, al tiempo que construimos un círculo de relaciones lo suficientemente amplio como para apoyar y potenciar nuestra actividad profesional o empresarial.
Algunos expertos en la materia creen que el tiempo dedicado a la marca personal , y a la red de contactos, es el tiempo mejor empleado para el futuro profesional o empresarial. Nada más cierto, y más en el siglo que estamos empezando en el que la tecnología facilita las cosas de manera exponencial. Sigue leyendo